viernes, 20 de julio de 2007
Algunas imagenes de Chipre
Isa (de la delegacion espanyola) y Ruen (de la delegacion de palestinos de Israel)
En esta foto se ve a la mayor parte de participantes en el seminario. Estamos en Famagusta, una ciudad vacia desde la guerra chipriota de 1974, en la frontera que divide la isla de Chipre entre el Estado turco del norte y el grecochipriota del sur.
Atardecer en la playa con algunos de los participantes israelies, chipriotas, espanyoles y palestinos de los territorios ocupados.
jueves, 19 de julio de 2007
Cambio de ruta
Como decia un cambio de ruta en mi viaje me ha llevado de Chipre a Turquia y de ahi a Iran, desde donde escribo ahora mismo. El problema surge de que segun me han indicado amigos palestinos, el Ejercito israeli ha denegado la entrada en territorio palestino a numerosas personas con visado irani en su pasaporte. Ante este reves me he planteado explorar durante unas semanas estos paises de oriente proximo que tanto miedo dan en el telediario, pero que esconden personas, costumbres y lugares fascinantes. Desde hoy escribire en el blog Iran y Siria 2007 con la nueva direccion http://iranysiria2007.blogspot.com/y dejare este blog en suspenso de momento a la espera de una posible reapertura.
domingo, 15 de julio de 2007
Mar salama Chipre!
Podria decir que el seminario de Chipre no ha ofrecido ningun resultado util o tangible. Lo cierto es que el formato de estas reuniones de palestinos en el extranjero presenta numerosos inconvenientes porque acaban pareciendose a un viaje de fin de curso, dependen de ayudas de la Union Europea y es dificil encontrar el lugar de reunion apropiado: los palestinos-sirios no pueden ir a Palestina, los palestinos-israelies no pueden entrar en Siria, ni en muchos otros paises arabes. Por no hablar de las dificultades de los palestinos de los territorios ocupados. Quizas el proximo encuentro, en noviembre en Paris, ofrezca la dimension apropiada: participaran 150 personas de hasta 28 delegaciones y se espera que tenga repercusion mediatica.
Pero si lo pienso ahora, dos dias mas tarde de que acabara, el balance mejora notablemente porque me doy cuenta de como echo de menos el sonido del arabe o la manera desenfadada y cercana de relacionarse que tienen estos amigos. Las convivencias palestinas me llenan de energia y de ganas de luchar por la causa y en ese sentido no puedo juzgar que lo que hayamos hecho en Chipre haya sido infructifero. Ahora si, para mi quedan estos 5 dias mas de vida palestina, esta vez en el extranjero, en Chipre, sin bombas ni checkpoints, con las chicas en bikini y con todos mas alegres y festivos que nunca.
martes, 10 de julio de 2007
Los palestinos de Israel
Gracias al seminario he podido acercarme al problema de estos chavales, mas desconocido que el de los palestinos de Cisjordania y que la maquinaria publicitaria israeli oculta bajo la imagen de un regimen democratico e igualitaria, totalmente alejada de la realidad. Estamos en el ecuador del seminario (aunque en un principio iba a finalizar manyana miercoles, se alargara un dia mas su duracion coincidiendo con un festival internacional de jovenes que se celebra en Larnaca, donde nos alojamos). Nos encontramos en un hotel lleno de turistas con sala de congresos, en la que se celebran las charlas, pero lo cierto es que el ambiente de distension es el predominante porque el lugar de celebracion invita a ello. Aun asi, en el caso de jovenes que no pueden ver la playa como son los palestinos de Cisjordania que aqui se encuentran, es una magnifica oportunidad para escapar de las penurias de su pais de origen, y por otro lado, estos dias de convivencia ayudan a estrechar los lazos entre palestinos de todo el mundo. En fin, que aunque todo huele a vacaciones pagadas hemos sabido aqui tambien que el Seminario es un ensayo del gran foro internacional de palestinos que tendra lugar en Paris en noviembre de 2007, al que acudiran jovenes palestinos de hasta 28 paises y cuya presentacion os copio aqui debajo:
Palestinian Youth NetworkParis, France21-30 November 2007We would like to announce that our second conference will be held inParis, France between the 21st to the 30th of November 2007, incoordination with the General Union of Palestinian Students (GUPS).Applications:Every organization or group may present five participant applications.Three of these five will be selected, with both genders taken in consideration.New participants will be favoured during the selection process. The deadlinefor applications will be the 1 August 2007. Coordination committee memberswill have to be in France two days before the start of the Summit.Due to the increase in international participation as well as fundinglimitations, we will limit each country/group representation to three participants(not including coordination committee members). As such, we aim to ensure adiverse, gender-balanced and global representation.Participation Criteria:• Palestinian origin.• 18-35 years of age.• Must represent an individual organization or group• Be fully committed to participate during the entirety of the Summit.• Be committed to building the future of the Youth NetworkAll Applications must be sent to: pal.youth.network@gmail.com
jueves, 5 de julio de 2007
La diáspora palestina se reúne en Larnaca (Chipre)
En nuestros días, sin embargo, hay otras diásporas necesitadas de mayores atenciones y promesas reales de retorno. La del pueblo palestino es una de las mayores del mundo, con una cifra de más de seis millones de refugiados, que perdieron sus hogares en las sucesivas guerras de conquista de Israel (guerras de defensa según este Estado, aunque paradójicamente no haya abandonado ninguno de los territorios que controló tras sus victorias militares; los primeros adquiridos allá por el año 1948).
Además de los refugiados no debe olvidarse la cifra de emigrantes palestinos que no poseen estatuto de refugiados, sino la nacionalidad de cualquier otro país y cuya cuantía es difícilmente calculable, pero que avanza vertiginosamente en los últimos años (Más de 10.000 palestinos escapan cada año de la pesadilla de la ocupación desde 1997). Algunos países como Australia o Canadá impulsan la emigración de palestinos con formación altamente cualificada. Son dos las condiciones: que tengan un máster universitario y buenas condiciones económicas. Este fenómeno conlleva unas consecuencias dramáticas para el país: fuga de los jóvenes mejor preparados y radicalización de los que se quedan.
Más de sesenta jóvenes de países en los que la diáspora palestina es protagonista nos reuniremos a partir del próximo domingo para abordar estos problemas que nos sitúan ante nuevas formas de lucha por la causa: Los territorios palestinos padecen una fuga de jóvenes cerebros, pero al mismo tiempo estos se convierten en el arma más poderosa para transmitir el drama palestino en sus nuevas comunidades de acogida. Desde Larnaca (Chipre), entre los días 8 y 11, contaré en este blog cómo evoluciona la convivencia y qué resultados ofrece este novedoso foro de encuentro. Por ello el blog va a dar un giro importante en la próxima semana. En los últimos posts hablé mucho del pasado año, en los que siguen, es hora de centrarse en el presente y en el futuro.
martes, 3 de julio de 2007
Mi Nablus (2ª parte)
Son las doce y media de la madrugada y fuera en la calle se libra una batalla campal. Anoche un rebelde local mató a un soldado israelí. Hacía tiempo que no ocurría aquí en Nablus y por si fuera poco, al parecer, este tipo era el hijo del comandante de la región militar y se habla de que la venganza de los soldados será más cruel que de costumbre. Después de un día de tensa espera y de varias falsas alarmas el castigo se materializa a la hora de dormir en forma de ruido ensordecedor: música de guerra a todo volumen para que nadie pueda conciliar el sueño. Cuando todo comienza yo estoy en mi cuarto charlando con otros voluntarios, distraidos, ya nos hemos olvidado de la amenaza. De repente, algo explota muy cerca de nuestra escuela y hace que las paredes tiemblen como cartulina. No imaginaba que la onda expansiva de una bomba pudiera llegar a sacudir de forma tan violenta muros de hormigón. Espantados, salimos al salón central, donde todos los voluntarios se han concentrado. Los palestinos que duermen en nuestra escuela tratan de restarle importancia a lo que sucede ahí fuera, “¡es así todas las noches!, ¿por qué ésta va a ser diferente? Vosotros cerrad las ventanas y no se os ocurra asomaros, ¡no temáis, mañana saldrá el sol a la misma hora, como siempre!, ¡venga, vamos a echar una partida de ping pong!”
Pero lo cierto es que les cuesta disimular su nerviosismo y dan vueltas de un lugar a otro, con el móvil pegado a la oreja, se apartan del grupo para hablar con alguien en otro punto de la ciudad. La intensidad del combate de esta noche debe de ser inusual hasta para ellos. A juzgar por el ruido que viene del exterior, se podría pensar que la ciudad entera se va a venir abajo. El concierto de bombazos es intermitente pero las ráfagas de disparos son continuas. Sin embargo lo que más me asusta son algunos balazos sueltos que se escuchan a muy pocos metros, parece que proceden de la callejuela colindante. Quizás algún vecino ha cogido una pistola y se ha puesto a pegar tiros desde su ventana, ¿o quizás se trata de un rebelde que pretende refugiarse en nuestro edificio? Puedo distinguir perfectamente el clic, clic de un casquillo cayendo al suelo del patio central. Al poco entre las deflagraciones consigo adivinar el ligero chorrear de un líquido vertiéndose sobre el cemento de la cancha de baloncesto. Los soldados han disparado al tanque de agua del techo y el patio se nos comienza a inundar.
Llamo al móvil de Isa. Esto que está pasando no figuraba en el guión. Mi peli de Nablus toma por momentos unos tintes de cine entre bélico y de terror bastante inquietantes. Ella está bien, en su escuela con el resto de las chicas y me dice que esa noche ningún palestino se ha quedado con ellas. Están bastante asustadas. Entre su colegio y el mío hay unos cuatrocientos metros de separación y la gran avenida que secciona Nablus en dos por la que seguramente habrán entrado los tanques israelíes camino del centro. En una pausa de la batalla podemos distinguir un avión que amenaza desde el cielo y como estamos al tanto de las monstruosidades de Beirut nos tememos lo peor.
Por fortuna no pasa nada parecido a lo del Líbano. La batalla dura varias horas y yo sólo consigo dormir cuando llega el amanecer y nada más que se escucha algún disparo perdido de tiempo en tiempo. A oscuras, tumbado sobre mi colchón, me paso toda la noche en vela, pensando. Por la mañana salgo a la calle, profundamente aliviado no doy crédito a mis ojos. Todo sigue en pie a mi alrededor, el tráfico en la avenida igual de alocado que siempre y la gente del lugar de un lado a otro, sin gestos de alarma, protesta o indignación. Al parecer, la mayor parte de las detonaciones que he escuchado la pasada noche han sido acústicas. Es decir, ¡lo que me había hecho temer por la destrucción de la urbe y de todo rastro de humanidad en el exterior había sido causado por meras bombas de sonido con el único fin de impedir a los nablusíes el reposo necesario!
Pienso en cómo esta pobre gente puede soportar esto noche tras noche; pienso en por qué nadie hace nada para evitarlo. También me espanta pensar en esos vampiros nocturnos que entran en Nablus desde sus alrededores. ¿Cuál es el sentido de su procesión de muerte por la ciudad?, ¿acaso se trata de acciones necesarias para la seguridad de los israelíes? Escondidos para la gran mayoría, estos métodos de tortura colectiva recuerdan al racismo del apartheid sudáfricano o a los guetos genocidas de Hitler. Nablus, la caldera del norte de Cisjordania, es cocinada noche tras noche al gusto de Israel. La noche que acabo de relatar, el cocinero calentó al punto de ebullición el miedo y el odio de sus miles de habitantes. Cualquier otra quizás los achicharre, pero esta vez no sólo de miedo. Cada noche de ocupación que pasa significa perpetuar el abuso e incubar aún más odio. Si la sensatez y la cordura mandaran en este loco mundo la ocupación se habría acabado a la mañana siguiente de la noche en que comenzó.
La tarde que el ejército abandonó la ciudad cientos de habitantes de Nablus se acercaron para contemplar las ruinas de la Moqata.
Al parecer uno de los combatientes palestinos salvó la vida de milagro. Según nos contaron, los soldados israelíes pusieron todo el empeño en derribar hasta el último muro que quedaba en pie, sin embargo, no se molestaron por encontrar a un chaval de Balata (uno de los campos de refugiados de Nablus), que se refugió en los sótanos de la Moqata y ascendió victorioso de este hoyo.
Todo el mobiliario urbano de las calles más próximas a la Moqata fue arrasado por los tanques israelíes.
Las detonaciones efectuadas por los soldados no contemplan ninguna medida de control o seguridad. La onda expansiva era tan potente que destrozó numerosos cristales de edificios que estaban a más de un kilómetro de la Moqata, como es el caso del colegio de las chicas, donde tomamos esta foto de una cristalera que cedió sin causar heridos afortunadamente.
En el vínculo de aquí abajo podréis leer "It´s our life" (en castellano), el relato que escribió aquellos mismos días Silvia Cattori, una periodista suiza sobre las noches de fuego en Nablus.
http://www.voltairenet.org/article142295.html
sábado, 30 de junio de 2007
Mi Nablus. (1ª parte)
Nablus es un mundillo de unos 200.000 habitantes, que fue en otro tiempo una ciudad rica y de economía urbana, pero la ocupación militar la ha rebajado a pueblo grande, precario y rural, del que miles de palestinos han emprendido la fuga. La mayor parte de los guerrilleros palestinos de Cisjordania procede de aquí y el ejército israelí la sitia desde hace años con puestos militares en cada camino o carretera (78 en junio de 2007 http://www.ochaopt.org/ /). Una gigantesca base militar a las afueras completa el asedio (Huwwara).
Centro de Nablus.
Palestinos en cola para pasar por el checkpoint de Huwwara, principal acceso a Nablus.
Mi primer contacto con esta ciudad fue el pequeño manual que la organización del campamento nos envió por Internet a cada uno de los participantes para que nos aprendiéramos las normas a observar durante nuestra visita. De dicho librito se nos demandaba atenta lectura y más tarde, durante el transcurso de la estancia, se nos recordaría repetidas veces: “¿pero no lo habéis leido? ¡si está en el manual!”. Haceos a la idea, vivir en Nablus durante unos días requería una adaptación a unas normas totalmente nuevas:
NORMAS DEL INVASOR:
Toque de queda militar a las 00:00 h. Hay que refugiarse. A medianoche las patrullas israelíes penetran por la avenida principal en sus jeeps y blindados, lanzan bombas de sonido (y no sólo de sonido) y disparan a todo lo que se mueve en la calle como “elemento sospechoso del terrorismo”. Los registros y destrucciones de casas también son aleatorios.
Obligación de traspasar la ciudad por uno de los checkpoints (puntos de control), tanto para extranjeros como para palestinos. Las restricciones son variables según el libre arbitrio del mando militar invasor: Existe mayor permisividad para los extranjeros que para los residentes palestinos. Asimismo, la categoría local puede subdividirse, de modo que si un día se prohíbe el movimiento a varones de entre 18 y 30 años, al día siguiente y sin previo aviso se puede extender a todos los varones sin distinción de edad.
Todos los camiones que transportan mercancías están sujetos a inspecciones en el checkpoint de Awarta. Eso sí, los camiones y productos israelíes disfrutan de mayor movilidad, lo que como podréis imaginar condiciona en el sentido querido por el invasor la elección de los productores y transportistas locales. Durante los períodos de máxima alerta de seguridad, el invasor echa el cerrojo al checkpoint. ¡También en los días festivos judíos! La OCHA estima que el checkpoint estuvo cerrado durante el 57% del tiempo total en el año 2006.
Caravana de camiones que aguarda para traspasar el checkpoint de Awarta.
Camión de helados palestino circula por las calles de Nablus.
NORMAS CULTURALES:
Sobre todo concernientes al contacto físico entre hombres y mujeres, que debe ser discreto. Según nos advirtió la organización del campamento, un beso en público podría degenerar en un asedio con piedras de todos los vecinos al colegio-sede en el que dormíamos. Quizás exageraban (de hecho pasó lo primero, pero no lo segundo), lo cierto es que en Nablus el peso de la religión y las costumbres se siente más que en ningún otro lugar de Cisjordania; se nota al andar por la calle, donde no es fácil ver mujeres sin compañía masculina, y aún más difícil que no cubran con velo sus cabezas. Como siempre, a mayor pobreza, mayor conservadurismo y radicalización fundamentalista, tal y como pasa en Gaza. Por otro lado existe un parque muy curioso, The family park, diseñado para el disfrute familiar, al que está prohibido el acceso de hombres sin compañía femenina. Las mujeres, sin embargo, sí pueden pasear por él sin trabas. Por supuesto, las normas de vestimenta ocupaban un lugar muy especial en el manual, con prohibiciones que siempre eran más severas para las mujeres que para los hombres. Como imaginaréis, no sólo se hablaba de escotes o minifaldas, sino del máximo recatamiento y respeto posible a la sensibilidad local.
NORMAS DE LA ORGANIZACIÓN DEL CAMPAMENTO:
Por si fuera poco, aún regían más normas nuestra conducta: no salir a la calle sin la compañía de un palestino, pedir permiso para esto o para lo otro... Por supuesto, a las 00 h hay que refugiarse antes de que comience la tormenta...
Tormenta de pólvora, claro. El calor y la humedad de Nablus llegan a ser asfixiantes hasta para los voluntarios “del sur” (sur de Europa), sin embargo el fenómenos meteorológico que hace peculiar a Nablus es esa continua traca de pólvora que contamina el ambiente. En el blog anterior ya dije que estar en el centro de Nablus es como sumergirse en un caldero hirviendo.
Las continuas explosiones y disparos, y las noticias de guerras vecinas me sacaban de la realidad temporal cotidiana, en la que las horas pasan unas tras otras sin mayor preocupación. En Nablus cada minuto, cada segundo se llenaba de intensidad, como si fuera a ser el último. Ahora bien, no os imaginéis que los voluntarios vivimos a cada instante con el corazón en un puño. Todo lo contrario, lo surrealista de Nablus consistía en el esfuerzo infinito de los organizadores por transmitirnos calma en medio del incendio. Mientras todo ardía a nuestro alrededor, nos dábamos un baño en un hamman turco, mientras el terremoto militar arrasaba la ciudad, nosotros jugábamos al ping pong...
Fumando narguileh en un baño turco del casco antiguo (hoy semidestruido a causa de una operación militar israelí el 25 de febrero de 2007)
El primer día me pasó lo siguiente, cuando estalla la guerra en Líbano: es de noche y por toda la ciudad se escuchan disparos al aire, que retan a los cercanos soldados a que esta noche se atrevan a adentrarse en la ciudad. Mi grupo, disperso, viene de cenar, por las callejuelas estrechas del centro, y se dirige al autobús. En esto, se cruza en mi camino un chaval no mayor de 16 años con una pistola en alto que dispara furioso a mi lado. Mi corazón también se dispara. Contengo la respiración y continúo mi camino, deseando salir cuanto antes del campo de tiro de aquel adolescente. A mi lado, Huda, una chica de Londres, ha visto lo mismo que yo y avanza aún más rápido con lágrimas chorreando por las mejillas. Cuando alcanzo el bus, mi retina sólo retiene el impacto de lo sucedido minutos antes. Un voluntario palestino se sienta a mi lado, y como si estuviéramos tomando café o sentados en la playa va y me pregunta “¿y tú Fernando, cuántos hermanos tienes?”.
Otro día, ya casi al final de nuestra estancia, por confianza temeraria, me encuentro en medio de las calles de Nablus, acompañado de algunos de los voluntarios españoles y sin palestinos. Estamos violando las normas del campamento, pero la sensación de control después de varias semanas se hace muy pesada, casi insoportable y necesitamos escaparnos durante un rato por las calles ya oscuras de la ciudad. Un chaval joven se me acerca y me dice algo en árabe que no logro entender, tiene el brazo vendado y en su rostro la mirada del guerrero palestino. Aquella mirada que vi por primera vez el año anterior en Jenin. En aquella ocasión se trataba de Zacarías, un héroe nacional palestino. De él decían que había logrado escapar hasta en nueve ocasiones de redadas israelíes y que había matado a innumerables soldados. Zacarías tenía 29 años, y se movía con su fusil entre las sombras, siempre fugitivo, una pesadilla para el ejército de Israel. Su mirada era la misma que la de aquel chaval que tengo ahora a mi lado; no sólo eso, los dos hablan con idéntica serenidad pasmosa, como en una burbuja, al margen del torbellino y agitación que parece vivir el resto de los mortales. Se diría que ambos han dado un paso irreversible, enfilando la muerte, pero están todavía entre nosotros, y por eso se deslizan con esa quietud, como si hubieran encontrado la paz en vida. Se me pasa por la cabeza en este momento, que este chico que sin darme ninguna explicación se ha puesto a andar a mi vera, se trata del único superviviente de la matanza de días anteriores en la que varios palestinos armados se enfrentaron a soldados israelíes. La gente nos lo había dicho, “¡sólo ha sobrevivido uno, y cuando se fueron los soldados, salió de su escondite con los brazos en alto y la señal de la victoria!”.
Esta imaginación mía la quiero contrastar y le pregunto en inglés si él es aquel que yo me figuro que es. Sin embargo, el chaval no habla ni una palabra de ese idioma. Aún así, necesito aclarar mis suposiciones y prosigo mi investigación chapurreando las pocas palabras de árabe que sé junto con la universal ayuda de la comunicación no verbal. Y como sospechaba, él me asegura que había salido con vida de la batalla de hacía unos días y que su herida en el brazo se debe a ese enfrentamiento. ¿cierto o mentira? Ya nunca lo sabré, pero lo que sí es muy cierto es el nerviosismo que se enciende en mí en este momento. El hombre más buscado en todo Nablus a mi lado, ¿qué pasa si aparece un jeep israelí por la bocacalle de enfrente y nos fulmina a los dos? ¡Ay, ay, ay! Aligero el paso y le digo adiós al espectro que se ha pegado a mí como mi sombra, me uno al resto del grupo y propongo entrar en un sitio para comer que aún está abierto. Miro hacia atrás, el chaval ha desaparecido para siempre.
El punto iluminado en mitad del asfalto es una barricada de fuego. La foto está tomada minutos antes de la medianoche desde la puerta del colegio donde nos alojábamos los voluntarios masculinos.
A pesar del miedo, mi Nablus no se entiende si no se contraponen estos momentos de tensión con otros radicalmente distintos: los gritos de verdadero júbilo de los niños del campo de refugiados cada mañana cuando bajan del autobús esos extranjeros que vienen a jugar con ellos; las vistas preciosas de la ciudad desde las colinas que la bordean donde, paradójicamente, tan cercanas, reina el silencio y la paz; o de noche el baile folclórico palestino, el dabkeh, en grupo, cogidos de la mano, hay que seguir con las piernas una coreografía marcada por uno de los miembros del coro. Estos contrastes tan fuertes parecen hacer de la vida una experiencia trepidante, algo más intenso y apasionante. ¿será entonces que la alegría alcanza niveles más altos si se vive entre el dolor y la pena? ¿acaso la vida se disfruta más si se mezclan las experiencias? ¿un poco de amargura y un poco de felicidad, para no malacostumbrarse a una u otra? De lo que no cabe duda es de que si a los martirizados palestinos se les diera a elegir entre una vida así y otra, apacible y reposada, lógicamente escogerían la segunda. Ahora bien, los palestinos, muchos sin saberlo, gozan de un tesoro interior, un bien muy escaso en el mundo del que yo vengo: dejando a un lado las desgracias, las personas se hacen distintas en estas situaciones trágicas, más buenas, más valiosas. Y el día a día una aventura, una lucha con un sentido, algo más especial.
Niños del campo de refugiados de New Askar.
Clase de dibujo y pintura en el centro social del campo de refugiados. Los niños diseñan su propia careta con su animal preferido.
Atardece en Nablus. Vista del valle desde las colinas.jueves, 28 de junio de 2007
Lo que pasó después de Voluntario en Palestina 2006
Lo que viene a continuación es el email que envíe al poco a mis contactos más allegados y que coincidía con una oleada de noticias sobre robos de verano en las casas españolas:
-NOTICIA URGENTE-
Estoy consternado por la desgracia que le ocurrió este sábado 26 de agosto a un amigo mío. Una banda de criminales extranjeros irrumpió en su casa al amanecer y, junto a su familia, fue expulsado a punta de pistola. A pesar de los gritos, la policía no acudió al lugar de los hechos y, sin embargo, algunos vecinos intentaron socorrer a mi amigo y a su familia, ante lo cual, los malhechores abrieron fuego, matando a un adolescente e hiriendo a otros varios. Por si fuera poco, en su huida detonaron el edificio, dejándolo inservible y desamparados a mi amigo y vecinos. Lamentablemente los medios de comunicación no recogieron ayer domingo la noticia, quizás porque sólo quedaba espacio para el inicio del campeonato liguero y para las habituales peleas de los famosos. Lo más grave es que no se trata del primer caso de este tipo que sucede en la vecindad de mi amigo, sino de una escalada de robos y demoliciones de casas que dura ya varios años.
Mi amigo vive en Nablus, en Palestina, se llama Fawaz y se acaba de quedar sin casa. Vivía hasta este sábado en un piso de varias plantas, en el que residían 18 familias. Ese día, al amanecer, los gritos de los soldados israelíes los sobresaltaban, ordenándoles que abandonaran el edificio en menos de cinco minutos. Aterrados, marchaban fuera en pijama y sin poder recoger ninguna de sus pertenencias. Al salir presenciaban el despliegue del Ejército enemigo en su misma calle: francontiradores en la azotea del colegio que mira de frente a sus casas y decenas de jeeps y tanques en la calzada. Una vez que los más de 100 vecinos, entre ellos decenas de niños, mujeres y ancianos, se hallaban fuera, los altavoces vociferaron en árabe: "Sufyan y Ameen, bajad, estáis rodeados". Pero nadie más aparecía.
En lugar de iniciar una búsqueda casa por casa, como los vecinos esperaban, un bulldozer dobló la esquina de la calle y se dirigió hacia los muros del edificio, mientras los vecinos alarmados eran castigados a presenciar la demolición de su edificio por el bulldozer con la cobertura de las descargas de disparos hebreas. Los residentes, exaltados, entre gritos y llantos fueron retenidos en un edificio cercano, donde se les interrogaba durante horas. Entretanto, algunos niños y adolescentes del barrio, presos de la furia, corrieron ante los tanques y soldados para lanzarles piedras. Los militares respondieron con sus M-16 a esta afrenta del ejército imberbe. El resultado de la batalla: 1 joven lanzador de piedras palestino murió, 18 más fueron heridos y 5 arrestados. En el bando de las armas de fuego no hubo ninguna baja.
Al final del día, cuando caía el sol entre las montañas de Nablus, los soldados decidieron irse con las manos vacías, sin los tales Sufyan y Ameen, tan peligrosos, que buscaban. Se retiraron a las afueras de la ciudad, donde pernoctan como viene siendo así desde hace casi 40 años. En cuanto a los palestinos que se quedaron sin la casa que tantos esfuerzos les costó levantar durante ese mismo período de tiempo, fueron acogidos en otras de familiares y vecinos. No recibirán ni un céntimo del Ejército o la Administración invasora, ya que la operación es calificada como de "legítima defensa" o " de seguridad" y la compensación económica sentaría un precedente que podría vaciar las arcas del Estado israelí: más de 18.000 casas palestinas han sido destruidas por Israel en los últimos años.
Mi amigo Fawaz tiene 30 años, fue uno de los monitores del campamento en el que participé este verano en Nablus, (http://youth.zajel.org/) y cuando sucedió el crimen que he relatado se encontraba en Canadá, donde visitaba a unos familiares que huyeron del país hace años. Es maestro en el colegio que se halla enfrente de su casa, y que los militares usaron como base de operaciones. Ese mismo colegio, en el cual los soldados también causaron cuantiosos daños materiales, fue el edificio principal en el que realizamos las actividades de nuestro campamento, donde comíamos, realizabamos talleres culturales y donde dormían las chicas voluntarias. Si pincháis con el ratón en este vínculo podréis ver las imágenes de la tragedia:
http://www.zajel.org/gallery/cat.asp?iCat=76
A continuación algunas de las webs de noticias que han recogido el crimen, podréis comprobar que la versión israelí ha salpicado los hechos con mentiras:
http://www.redbolivia.com/noticias/News%20in%20English/24754.html
http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3295992,00.html
http://english.wafa.ps/body.asp?id=7297
http://news.xinhuanet.com/english/2006-08/26/content_5010148.htm
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/08/26/AR2006082600820.html
Las siguientes en español:
http://srv2.vanguardia.com.mx/hub.cfm/FuseAction.Detalle/Nota.560780/SecID.23/index.sal
http://www.elpais.es/articulo/internacional/Fatah/acepta/crear/Gobierno/palestino/unidad/Hamas/elpporintcor/20060827elpepiint_8/Tes/
En las fotos siguientes podéis ver a Fawaz, hace tan solo un mes, mientras transcurría el campamento.
Tfno: 656 925 299 / 954 150 176
E-mail: nandocrak@hotmail.com
Los sueños se hacen realidad en Palestina
Dentro de unos días me uniré a otro de esos proyectos que parece que sólo salen para adelante si se tiene la ilusión palestina de tu parte. Será en Larnaca, en Chipre, entre el 8 y el 11 de julio. El Seminario Internacional “ Same National Origin – Equal Rights? (Mismo origen nacional -¿iguales derechos?) tratará de unir a palestinos refugiados y emigrantes de Noruega, España, Siria, Israel y Palestina no sólo durante esos 4 días, sino más allá en el tiempo, para que la lucha por la causa palestina en la diáspora sea aún más fuerte.
Desde hoy escribiré la continuación de Voluntario en Palestina 2006, http://volpal2006.blogspot.com/ que he bautizado Voluntario en Palestina 2007, http://volpal2007.blogspot.com/ Sí, ya sé que el nombre no me hace meritorio de un premio a la originalidad, pero espero que sirva para acercar Palestina a los que me leen desde Sevilla y desde otros países. Me dí cuenta con Voluntario en Palestina 2006 de que había llegado a mucha gente y meses después me siguen llegando correos de personas interesadas en hacer voluntariados. Por eso estaré contento si sólo es eso: un pasito más en dirección Palestina; que su sufrimiento deje de parecernos un problema ajeno a nuestras españoladas mediáticas. En fin, se trata de derechos de seres de carne y hueso como tú y como yo; el mundo se ha vuelto un lugar muy chiquitito como para que les demos la espalda. Por eso cada día más sus problemas son nuestros problemas.